El día de hoy, no constituye una efeméride más, el 12 de Octubre de 1492, Cristóbal Colón descubriría lo que hoy conocemos como territorio americano. Desde ese día, se produciría un crisol de acontecimientos que desencadenaron la gran primera globalización en la historia universal.
La corona española, se encontró ante un territorio sin conocer, en el que unos pocos guipuzcoanos, extremeños y gaditanos asentaron las bases de la empresa española en tierras americanas. Estas ilustres, aunque escasas figuras, pronto se convirtieron en millones, llevando a cabo una simbiosis cultural nunca antes vista.
Su martillo la lengua, su cincel el catolicismo.
De esta forma, junto a la creación de 700 ciudades, 25 universidades, la introducción de innovaciones agrarias, mejoras productivas en la explotación de recursos, una nueva administración territorial y la evangelización, consiguieron enlazar dos mundos con un único objetivo: el desarrollo de la patria mediante el desarrollo humanístico de la población.
Ante aquellos que califican este acontecimiento de masacre, imposición cultural o explotación forzosa de un pueblo oprimido, cabe decir que es su propio ser producto de esta síntesis que se produjo por aquellas fechas.
Su cultura, su idioma, su religión, sus tradiciones, todo es producto de ese intercambio cultural, siendo ellos mismos y sus antecesores, descendientes directos de aquellos héroes que lograron esta hazaña que tanto les repugna.
Tal vez, si el reino de España con Isabel la Católica al mando, el día 20 de julio de 1500, y mediante una Real Provisión, no prohibiera la esclavitud y posteriormente, Fernando el Católico no firmará las leyes de Burgos en 1512 donde establecía que el indio tenía la naturaleza jurídica de hombre libre con todos los derechos de propiedad y no podía ser explotado, la llegada de nuestro país a América hubiera sido algo mas parecida a la llegada de EEUU o Francia entre otros , a sus nuevos territorios.
Esto se observa en la tasa de mestizaje, así como la concepción territorial de los mismos, tratándolos la corona española como meras provincias y no como territorios coloniales, dotándolos de la ciudadanía española y la plenitud de derechos.
Es imposible entender la geopolítica actual sin el papel histórico de España.
Por desgracia, cada vez más, caemos presos en la sumisión naciente de los órganos administrativos internacionales, delegando España a un quinto lugar e ignorando y subestimando el papel histórico que ha tenido nuestra empresa a lo largo de los siglos.
Nuestro deber es el de retornar a la esfera internacional, recuperando el papel que nunca debimos perder por capricho de unos pocos, para lograr el desarrollo comunitario y personal que hoy queremos recordar.
Para ello, es imprescindible seguir la moral tradicional que nos guio en nuestras hazañas, cimentada en la unidad nacional, la igualdad ciudadana, las tradiciones, la familia y el catolicismo.
Taurino, Lorquino y Católico.
José Alcaraz Fernández
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